lunes, 16 de marzo de 2015










Sor Leonor, mujer fuerte, esposa de Cristo



Sor Leonor: desde pequeña, comprendió que el Señor le tenía preparado un camino de cruz para asemejarla a Él. Como provenía de un ámbito rural y estaba en contacto frecuente con sirvientes, debió ser subestimada y considerada sin preparación para su alta condición social, e incapaz de desenvolverse en reuniones sociales que eran habituales para sus primas. Ellas le ocasionaron muchos sufrimientos. Lejos de resentirse, Isora se abrió a la caridad, aprendió a vencerse a sí misma, a devolver bien por mal, a no quejarse incluso cuando la golpearon de tal modo, que dejaron huellas indelebles en la estructura ósea de su cara y cráneo.  Como monja, vivió en la abnegación total de sí, viendo a las demás hermanas como instrumentos del Señor para ejercitarse en la práctica de las virtudes. La vida en el monasterio no le fue fácil ni cómoda, y ella supo aprovechar todas las circunstancias para asemejarse a su divino Esposo y merecer gracias para la humanidad. Preparada por Dios para sufrir desde pequeña, se enfrentó a todo género de pruebas, sobresaliendo siempre por la mansedumbre, la paz y la grandeza de alma que la caracterizaron.

Enseñanza: para una sociedad y una cultura que rechaza la cruz porque solo busca experimentar el placer aún a costa de la vida, se acerca sor Leonor para enseñarnos el valor del sufrimiento aceptado y llevado con amor. La cruz fue el medio elegido por Dios para redimirnos y es un misterio de amor, no masoquismo. Cuando falta todo, cuanto más desvalido estemos, más podrá ponerse de manifiesto la protección divina. Las grandes victorias de Dios se dan, como la de David y Goliat, en una desproporción muy grande. La obra de Dios no admite sombra humana que la opaque y El siempre triunfa, jamás fracasa.