sábado, 25 de abril de 2015












NOVENA A SANTA CATALINA DE SIENA
Día noveno

Pasión por Jesucristo

Cuando estamos aposentados en la celda interior enraizados en la verdad del conocimiento de nosotros mismos y de Dios, se abre ante nosotros un camino de maduración personal: Descubrimos el amor que Dios nos tiene y sentimos la urgencia  de ser árboles de amor: Es decir, de crecer bien enraizados para dar frutos. Para que esto sea posible, Catalina nos dice que somos injertados en el árbol de la cruz: “donde Cristo se injertó en la naturaleza humana, dándonos la savia de la vida divina”.

Cristo es el árbol de la vida injertado en la naturaleza humana para demostrarnos el amor desbordante del Padre. Él unió definitivamente todo lo humano a la riqueza divina, y por eso, la criatura puede dar sabrosos frutos, porque la savia que circula por sus venas, tiene el vigor del que es “la Vida”.

Pero hay más, Cristo, no sólo asumió la condición humana, sino que su deseo de reconciliar al hombre con su Padre, le llevó a injertarse en el árbol de la cruz, haciendo que éste sea el árbol de la vida.

Allí Catalina descubre el amor que Él nos tuvo; entiende que su amor destruye el orgullo humano; le descubre como “Puente” que une el cielo con la tierra y como renovación de la alianza del Padre.

OREMOS
Señor y Dios Nuestro, que concediste a Catalina un amor ardiente a Jesucristo, concédenos que al contemplar la entrega amorosa de tu Hijo vivamos unidos a Él, que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.

 Santa Catalina de Siena, Ruega por nosotros.