sábado, 25 de abril de 2015






NOVENA A SANTA CATALINA DE SIENA
Día quinto

Catalina se hizo mensajera de paz, por eso tiene una palabra viva y actual para nosotros.
Personalmente y por medio de sus cartas, se empeñó en la ardua tarea de la reconciliación, especialmente del Papa con sus  adversarios. Su palabra ardiente corría en todas las direcciones: era una palabra de timbre materno, caracterizada por una firmeza intrépida y una dulzura persuasiva. Por eso, sucedía algo humanamente imposible: se ablandaba la dureza de los corazones, y se volvía a gustar de la alegría de la reconciliación en las familias y comunidades.
Son conocidas las palabras dirigidas al Papa Gregorio XI, para alentarlo a promover la paz entre los cristianos: ¡Paz, paz, paz, mi dulce Padre, y no más guerra! Palabras parecidas escribía a los soberanos y príncipes, y no dudaba en emprender difíciles viajes para despertar sentimientos de reconciliación.
La paz auténtica, nace, para Catalina, del corazón reconciliado, que no se avergüenza de vivir, obrar e invocar el nombre de Dios, pero no para hacer la guerra, sino para llamar a la conversión, reconciliando primero al hombre consigo mismo y con Dios, y luego a Dios con la humanidad: De la vida en Dios, no es posible que surja ningún deseo de venganza, de violencia ni desamor.
A pesar de ser una mujer sencilla, Catalina fue reconocida como una especie de mediadora diplomática. Gracias a sus exhortaciones el Papa Gregorio abandonó Aviñón, con lo cual el Papado pudo establecerse definitivamente en Roma.

OREMOS:
Señor, Dios Nuestro, que hiciste de nuestra hermana Santa Catalina, una incansable mensajera de paz y de reconciliación a imitación de tu Hijo; concédenos  ser instrumentos de paz al servicio de la Iglesia. Por el Mismo Cristo, N.S. 
Santa Catalina de Siena, Ruega por nosotros.