sábado, 25 de abril de 2015








NOVENA A SANTA CATALINA

Día Segundo

La Maternidad espiritual

En los jardines del Castel Sant` Angelo, junto al río, de pie de cara al vaticano, emerge la imagen de Santa Catalina de Siena, como centinela de la Iglesia visible: no para vigilar a los enemigos exteriores, sino a los de dentro, que son la infidelidad, el desmayo, la transigencia con el mundo; para proteger a la Iglesia de sus propios pecados.
Catalina recibió la delicada misión de corregir a loa papas y a los sacerdotes, en momentos muy difíciles.
Ella, como fiel hija de Santo Domingo, se entregó a esta tarea, con el fin de lavar el rostro de la Iglesia, por medio de su oración, lágrimas y penitencia; y también con su palabra firme y penetrada de la doctrina del Evangelio.
Esa misma fidelidad que guardaba a Cristo, también la guardaba la Papa, a quien llamaba “el dulce Cristo en la tierra”. Vivió y sufrió, por el apartamiento del Papa de Roma, por la degradación de las costumbres del Clero, la incesante discordia en las ciudades italianas. Trabajó con toda su alma para que la santidad de los sacerdotes resplandeciese.

Ofreció su vida por la Madre Iglesia, lacerada por el cisma:
“Dígnate Dios Eterno, aceptar el sacrificio de mi vida, por el Cuerpo místico de la Iglesia. Toma mi corazón y exprímelo sobre el rostro de tu Esposa, La Iglesia”

OREMOS: Oh Dios, que hiciste de Santa Catalina una fiel hija de la Iglesia, concede por su intercesión, que el Papa y todos los obispos y sacerdotes vivan su ministerio con santidad de vida y de doctrina. Te lo pedimos por el mismo Cristo, N. S. 
 Santa Catalina de Siena, Ruega por nosotros