NOVENA A SANTA CATALINA
Día tercero
Estén seguros, decía Santa Catalina, que si muero, la
única causa de mi muerte es el amor a la Iglesia que me abraza y me consume.
“He ahí este cuerpo…toma mi vida” y el Señor la escuchó. Los cuatro meses que
siguieron esta ofrenda fueron un
prolongado martirio. A pesar de ello, todos los días a San Pedro, la Iglesia
del Papa y allí permanecía orando largas horas.
Este fue su anhelo supremo, morir por la Iglesia y
dentro de la Iglesia. Los sufrimientos aumentaban cada día sin que se cansara
de amar y sufrir. “Así, -decía- se consume mi vida por la dulce
esposa…en medio de la dulzura de mi
alma”
El testamento que dejó a sus hijos fue:
“Hijos
míos amadísimos, no quiero que duden un momento en dar su vida por el Papa y
por la Santa Iglesia.” Y los bendijo a todos. Oró por la Iglesia y dijo: “Tú me
llamas Señor, y yo voy a Ti. Voy a Ti, no por mis méritos sino gracias a la
misericordia que imploro en virtud de tu Sangre”
OREMOS:
Padre Eterno, que concediste a Santa
Catalina el don de vivir con intensidad su entrega a Cristo y a los hermanos, y
hacer de su vida una ofrenda: te pedimos por su eficaz intercesión la gracia de
ser testigos de tu Amor a través de una entrega auténtica. Por el mismo Cristo
N. S.J.
Santa Catalina de
Siena, Ruega por nosotros